¡Hola frikomaníacos!
Bienvenidos otra vez a Frikomanía, el programa para los que a veces se aburren! En la edición de hoy vamos a hablar sobre discos duros y neveras.
Como todos sabemos, solo los blandos hacen backups de sus discos duros, y nosotros no somos blandos. La experiencia nos indica que es mejor esperar a que el disco duro pete. Sólo cuando éste eche humo procederemos a hacer una copia de sus datos.
Así pues, en el frikonsejo de hoy vamos a ver cómo recuperar datos de un disco duro muerto mediante una nevera. Para ello necesitaremos las siguientes herramientas:
Una vez dispongamos de todos estos elementos, podemos empezar con las labores de rescate.
Antes de nada, es necesario aclarar que, al contrario de lo que reza la sabiduria popular, los discos duros de hoy en día no están cerrados a cal y canto. Suelen tener alguna pequeña apertura de ventilación, con filtros finos para evitar que entre mierda. Por tanto, el primer paso que vamos a dar es:
Introducimos el disco duro en la bolsa vacía, y la cerramos bien.
En nuestro caso, el objetivo es evitar en la medida de lo posible la condensación de agua en el interior y exterior del disco duro, puesto que el segundo paso es:
Metemos la bolsa con el disco duro en el congelador, y lo dejamos reposar hasta que esté tan frío que duela.
Mientras se enfría, intentaremos aclarar por qué acabamos de dejar un disco duro junto a dos piezas de atún congelado.
La idea básica es contraer el material previamente expandido debido al calor. Tanto los servos como los rodamientos y los circuitos en funcionamiento generan calor. Con la edad, el calor dilata demasiado los componentes, reduciendo la conductividad de las soldaduras. Además de los efectos eléctricos, dicha dilatación puede provocar la desalineación de las cabezas de lectura de los discos. Al congelar el disco duro se revierten y demoran estos efectos, permitiendo leer del disco mientras permanece frío.
Disclaimer: el proceso de congelación y posterior uso del disco duro puede dañarlo hasta dejarlo completamente inútil. Si has sido un blando no debería importarte, porque ya tendrás los datos importantes a salvo. Si en cambio eres un macho de verdad, tienes dos opciones: a) Seguir adelante con este tutorial. b) Irte al rincón de los blandos y pagar grandes sumas de dinero por una recuperacion profesional, en vez de seguir peligrosos frikonsejos en blogs desconocidos. En cualquier caso, la culpa de lo que pase será tuya, y solo tuya.
while (disk.temperature > 0) goto Disclaimer;
Bueno, nuestro disco duro debería estar ya en su punto. Vamos a preparar el entorno de recuperación.
Sacamos un cable de datos y la alimentación para el disco duro, ya sea SATA, IDE, eSATA o una caja conversora USB.
Si hace falta, utilizamos el soporte para no dejar el disco duro colgando. A continuación preparamos la refrigeración adicional:
Colocamos el ventilador bilbaíno apuntando al final del cableado, donde irá colocado nuestro disco duro.
Preparamos la bolsa de hielo rodeándola con el trapo, para evitar humedad.
Ahora llega lo interesante:
Sacamos el disco duro, lo enchufamos al ordenador, y ponemos la bolsa de hielo por encima.
La cosa podría quedar tal que asín (click para ampliar, y perdonad la pésima calidad de la foto):
En mi caso, utilicé una caja USB tanto para el disco fumao como para el backup, de forma que no necesitaba apagar el ordenador, teniendo listo un comando mount + rsync en consola para el siguiente paso:
Copiamos los datos críticos a otro soporte de almacenamiento muy rapidico, antes de que se caliente el bicho de nuevo.
Gracias a toda la ventilación que le hemos metido, el disco debería aguantar alrededor de media hora, tal vez más, suficiente para copiar los datos críticos. Así que con un poco de suerte, terminaremos el día con los datos a salvo y un posapapeles de última generación!
Bueno frikomaníacos, esto ha sido todo por hoy. En el siguiente programa aprenderemos cómo jakear el equispé de nuestros amigos con un bate de baseball, un pañuelo y un frasco de cloroformo.
Hasta la próxima semana! 😀
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